"La poesía es el vino de los demonios". (San Agustín)
sábado, 21 de enero de 2012
Caminante
Camino solo, víctima de mis días
Presa de una ansiedad de luna, de estrella
Anhelo una hembra fragante, limpia
Un descanso de hogar y de cachorros
Escribo poesía negra, como balas
La música me cuida, como un ángel
La comida me alimenta, mas soy flaco
Mi mente pende de un hilo, como caramelo
Ella está en el olor suave de mis sábanas
Sus pies de azúcar llevan alas en las puntas
Sus senos tersos me esperan bajo la blusa
Su ternura de niña me tortura como nunca
Mundano, pasajero, fumador empedernido
Hago lo que hago, menos de lo que dejo de hacer
Sus caderas de Marilyn Monroe, su boca de Liz Taylor
Aceitunas aciagas se me atoran en la tráquea ciega
Una entrepierna húmeda y cálida, olorosa
Una falda de lino que baila una danza mayor
Tengo hambre de hembra, estoy sólo como un árbol
El poeta escribió con dedos ligeros de la inspiración de otro
La casa, el nido, la Virgen, hogar y calor
Bossa y agua, nitidez eléctrica del televisor
Una novela me espera al final de mis días
La que no escribí, la que nunca se escribió
Mañana es domingo, papá, iré a la misa…
Comunión, pan y vino, sencillez franciscana
Mi camisa y mi pantalón, limpios y planchados
Después el sueño, la cama, la paz y la dicha
Mi corazón azul, que bombea sangre tibia
El bombo rompe el silencio, desde el suelo
La tierra huele a frutas, cuando llueve fresco
La tarde cae simple, desanda su propia ruta
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