Cabeza de la Iglesia, Su Santidad gobierna
Se le respeta en Roma, y en la última taberna
Le pone corazón, el Papa le echa pierna
Su santa devoción, es –de verdad- muy tierna
El Santo Padre ama, y cuida a sus ovejas
La Santa Madre Iglesia tramita toda queja
Sin más, la Luz del Mundo, tan nueva como vieja
Se alejará de Dios, quien de Su Santidad se aleja
El Papa es hombre austero, un jesuita humilde
Es su palabra clara, no sobra ni una tilde
Lo entenderá José, lo entenderá Matilde
Ha dicho que el poder, es todo del que sirve
El viejo Vaticano, la hermosa Santa Sede
Ante el Papa Francisco, sólo rendirse puede
No hay padecer humano, que en la gaveta quede
Si la demanda Cristo, toda gestión procede
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