"La poesía es el vino de los demonios". (San Agustín)

viernes, 17 de junio de 2011

Sure


Líneas claras y precisas, bien marcadas,

Mi vida está cortada con un fino bisturí…

Voy de la poesía a la matemática fría,

De la moneda al suspiro, de la pistola al vientre…

Cada tanto lavo mis manos pardas,

Aunque las vuelva a ensuciar de barro y estiércol…

Y cada vez ellas envejecen un poco, se marchitan,

En el círculo virtuoso de una perfección de tiempo…

Tener clara la mente, y la mirada limpia,

Aunque, de vez en cuando, los venenos valgan…

El pulso firme y bueno, segura la pisada,

Las cartas en la mesa, el as bajo la manga…

Saberme no perfecto, falible, perfectible,

En mi debilidad soy fuerte, y es mi locura falsa…

Seguro estoy, mi bien, de poder alcanzarla,

A ella, buena y bella, felicidad anhelada…

sábado, 11 de junio de 2011

Cosa rica


Una fina arenilla brillante cubre tu espalda,

Como miles de pecaditos diminutos,

Como segundos, tic tac, o pececitos rabiosos,

Una electricidad helada te atenaza la columna…

Tus pies de arena, pardos, enamorados…

Caminan a un par de centímetros del suelo,

Hay un olor a hierba fresca, a pasta dental,

Aprietas entre las muelas un gemido…

Entre tus piernas hay una fiesta,

¡Alegría! Me gritas… ¡alegría!

Hoy rasuré mi barba a filo de navaja,

Para que tú gritaras, con la garganta mía…

Una cosita loca, tu estrellita, bum bum

Una cosita sexy, cosa rica, mi amor

Mi lengua está afilada, mi arsenal para vos

Palabras transparentes, Coca Cola con ron…

viernes, 3 de junio de 2011

Geisha


Poderosa geisha envenenada,

De negros purísimos, como el abismo

De la laringe virgen de un lactante,

Y azules de aceite y óleo brujo…

Tu voz es fina, como un alfiler…

Tu mirada un campo sembrado de espectros,

Toma mi mano, inocente y dócil,

Desliza en ella –con un guiño- un poco de tus polvos…

Derriba con la punta de tu pie de pluma,

Ese imperio milenario, severo y minucioso

Que costó al emperador tanto ruin desvelo,

Apenas un pequeño toque, liviano como el pensamiento, basta…

Tu serenidad de niebla espesa, de galaxia ciega…

Está acicateada por tesones ancestrales y silencio…

Por secretos femeninos y diminutos, como hormigas

Por una sencillez feroz, por mil eléctricos embrujos…

Mi enemigo


Buen cristiano como soy,

Amo con pía disciplina a mi enemigo…

Él, despacio y a traición,

Me abraza por la espalda…

Mi enemigo es alguien muy inteligente,

Supo dar –al fin- con el contrario preciso…

Mi silencio, irreductible, le corta la voz,

Lo sume en una mudez de navaja o de serpiente…

Es verdad que estoy muy cerca de mi amigo,

Pero estará siempre más cerca mi enemigo…

Puedo oler sus suaves manos perfumadas,

Cuando me doy –con pereza aérea- vuelta sobre mi cama…

Un día de estos, una noche de estas,

Planeo matar sin más a mi enemigo…

Él sabrá con certeza quién soy,

Cuando tenga ya la bala en la cabeza…

La paz brillante


Mira la paz brillante, lo cubre todo…

Como una crema milenaria,

Como una sonrisa limpia,

Eriza mis cabellos, olorosos y suaves…

Mira la luz, despuntando

En el alba de tu alma noble…

Como una luciérnaga mágica,

O una estrella titilante…

No pierdas foco,

Que no dé tu pie al resbaladero…

Alójate sin vuelta de hoja,

En la perfección y la calma…

No te tiemble el pulso,

Tu serenidad de cisne no se desvanezca,

Eleva la mirada al ancho cielo despejado,

Y en una bocanada desordena las estrellas…