"La poesía es el vino de los demonios". (San Agustín)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Fuego sagrado


El fuego fue bendecido, bajo aquella noche amiga

El rito marcó mi ruta, fue rota aquella agonía

Un sacerdote de blanco, y las estrellas espías

Mis padres y mis zapatos, mi fe, mi tierna alegría

El templo brilló genuino, como una gema con vida

Aquel celestial perfume, con que perfumé mi hombría

La crema que usé esa noche, el toque de agua bendita

En fiel perfección que quema, sagrados fuegos me cuidan

Bajo mis ropas, tibieza, la piel de quien ejercita

Con pía ambición de cielo, a Dios como poesía

En buen estado de gracia, sabía que no podría

Ya nunca volver la vista, que ya nunca volvería

De profundis, desde el alma, desde un corazón que ansía

Te pido que no haya vuelta, que eterna sea esta dicha

Serenidad franciscana… y sí, algún vicio, alguna ruina

Que nunca seré perfecto, mas tu perfección me habita

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