Dueña de una seguridad lunar, nocturna
La pistola despide brillo de lupanar, de astucia
Va de aquí para allá, coqueta… bella…
Dice: soy una nena nomás, quédate tranquilo
Ella calla con un silencio anguloso, fino
En el tambor las balas la preñan de muerte
El fiel cañón te mira con su pupila gatuna
Y su martillo tiembla por martillar, sin dudas
Al cinto va la chica, qué más podría pasar, pregunta
La vida es cosa simple, cosa de perseguir la luna…
Sabe que hay mucho ruido, si al disparar, no ajustas
La cuenta bien preciso, que no haya cuenta alguna
La nena te acompaña, sí, jamás tendrá la culpa
Culpable es quien dispara, su bala fría y muda
Preciosa compañera, tan casta, tan prostituta
Pistola, quien te carga, debe cavar su tumba
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