"La poesía es el vino de los demonios". (San Agustín)

sábado, 26 de noviembre de 2011

Vino



Suave veneno enloquecido de rojo
Como dedos de ninfas tocas mi boca
Como diminutos alacranes me picas
Tu cuerpo de víbora tiene rostro de ángel

Mujer, cálida y nívea, olorosa a noche
Toma un poco de mi vino, saboréalo
Tus senos van a calentarse, tu boca igual
Entre tu par de piernas mi deseo morirá

Parte un trozo de pan, come un poco
Las migas caerán al suelo, aéreas
Y las hormigas laboriosas comerán
Los restos de tus arrestos, de tu hambre

Rico elixir de los dioses, de Dionisio
Pasea entre mis muelas, sazona mi silencio
Salpimienta mis secretos de embrujos
Táctiles, dóciles, femeninos y brutales

¡Oh, vino! He de morir algún día…
Pero antes quiero, sí, tu curetaje en vida
Las vendas en mis llagas, la luz de Cristo
Me cruzan la mirada, son también enigmas

Vino rojo de los locos, de las putas
Vino loco de ladrones y avenidas
Largas y siniestras como heridas
Pestilentas, crudas, agonías…

Dulce néctar de la uva malherida
Por las plantas vírgenes de unos pies de niña
Es sabio tu consejo, prudente tu salida
En mi boca vuela tu sabor de golondrina

Puto jugo lacerado de caricias
Rojo es tu destino, como rojas mis mejillas
Cuando de a poco toco aquellas piernas femeninas
Cuando con vino loco mojo mi corazón en ruinas

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