"La poesía es el vino de los demonios". (San Agustín)

lunes, 29 de noviembre de 2010

Resplandor


Abriste las ventanas de par en par

El amor se te escapaba como un pájaro de fuego

La luz está allá, muy dentro de nuestros corazones

Las llamas arden en tu vientre de carne suave

Amar, amor, amar…

Cada palabra una llave hacia otra dimensión.

El hijo de tus noches y tus sueños,

Tiene la piel dócil como la cordillera azul.

El mago de las luces te abrió las entrañas,

Extrajo rojos, amarillos, lilas y azules azulísimos.

Tus pechos eran rebeliones de seda y estrellas

Tus pies dos ensenadas, con gaviotas y palabras quebradas.

Oye las guitarras eléctricas restallar…

Su sonido se alimenta de mi sangre virgen.

Esta luna implacable es dueña de una autoridad de siglos,

Sólo brilla como loca… quiere decirnos que la noche es asesina…

Real love


Esta luz de gas, amor…

Fue hecha como centinela de nuestro sueño.

Estos pingajos de piel, retazos tibios de pasión,

Para dar testimonio de nuestra fe.

Vuela alto, lo más alto,

No importa lo que ellos digan,

Haz como si esas gentes no existieran…

Este planeta… esta vida, mi vida, nos pertenece…

Comí de tu carne,

Mi corazón giró en mil brillos tornasol…

Tú estabas allí, para verme ser feliz…

Nada más importaba…

Ahora suelta las palomas al vuelo, los faustos globos azules al aire…

Deja que los fatuos, los escribidores, se queden allá atrás…

El futuro es hacia delante, hacia el horizonte…

Práctico y simple, grande y sencillo… Fiel y simétrico…

LOVE U SO, BABY… LOVE U SO…

Orquídea


De la más negra santidad

Están confeccionados estos vinos

Estas insólitas páginas en blanco

Estas pesadillas noir

De tus piernas musculosas

De tus secretos más vigilados

De tus geografías más profanas

De tu carne trémula… amor…

Es el odio que vuela

Como un pájaro maldito

Como un ángel eléctrico

En las vastedades sin linderos de tu alma

De la más negra santidad

Está hecha la sangre que bombea

Mi corazón alado y tibio

Violeta… como una orquídea del demonio…

Niña bomba (Dulce estrella suite)


Detrás del cuerpo, la niña de papá

Toda música, mística y rock

Con las letras atoradas en la lengua

Con las dudas atoradas en los ojos

Detrás de cada tatuaje,

La niña de papá que debió hacerse mujer

Acaso sin quererlo, acaso para siempre

En letras chinas, sobre la nuca, el primer temblor de piernas

Detrás de la sonrisa,

El tremolar de la noche en sus pupilas

Pudo haber sido una esposa abnegada

Pero eligió el camino de las estrellas desbocadas

¿A dónde vas princesa?

Mira lo que has hecho, sin querer

De pura torpeza rompiste el frasco de tu amor

Y quedó regado por todo el universo cual perfume

Glóbulos rojos


El aire fresco de las 8:31 p.m. se coló por la persiana.

Era bossa, era amor, eran las luces de Pampatar… trémulas…

Me esposaste para hacerme el amor… para hacerme amar…

Después de todo éramos millonarios en glóbulos rojos.

El oxígeno explotó en mi piel…

Crash


Un mirada mía, traicionera

Acicateó los átomos de tu perfume

Tus alas suaves se agitaron en la noche

Tu esencia confundió –por fin- a las estrellas espías

Luego pisaste a fondo el acelerador de tu MB,

El cuero de los asientos te hacía sentir feliz, sí, muy feliz

Levanté tu falda y –trastornado- toqué tus muslos…

Un minuto después nos estrellamos contra el cielo…

Corazón estrellado


Dentro de mí,

Kilos y kilos de amor.

Como cargamento de pólvora,

O palabras desnudas y brillantes.

Ella se vistió de estrellas,

Llevaba la suerte tintineando en los pendientes.

Más allá debe haber otro mundo,

De asuetos y libertades y cuerpos.

Quise tomarte contra mi pecho,

Demostrarte que nos asaltaba una feroz historia de amor.

Pero la noche cayó como un rayo salvaje,

Se quebraron los pactos de palabra.

Ahora desnuda tus pies,

Dulce gacela de tierra.

Hagamos el amor, dejemos los parlantes restallar,

Es sólo rock n’ roll… pero me gusta…

Cool


Es como un globo que no para de subir

Hacia el cielo, libre y ligero…

Es como una noche azul en la costa brillante,

Con pescado, anís y estrellas tornasoles

Es una dulzura de corazón, infinita,

Es como estar lunático y divinamente colocado,

Estoy limpio de cuerpo y alma,

Ahora espero a la suerte llegar, con su carga de pólvora.

Confort


Desde aquí se ve tan linda la vida

Esta claridad meridiana esta confeccionada

Con retazos de amor, carne y mística

Un trocito de estrella crujió entre mis dientes

Entonces se abrieron todas las dimensiones

Entonces entendí, que pude haber quedado ciego para siempre

Una gota de vino tinto cayó sobre mi lengua rosa

Y una tibieza sobrecogedora me recorrió hasta los pies

Una tibieza sobrecogedora, como un nocturno de Chopin,

O la mirada de mi madre, o el gesto cortes de un perro callejero

Siempre se agradece, la brevedad siempre se agradece

Una manta tibia siempre se agradece

¡Oh tú, inescrutable bóveda celeste! ¡Vientre opiáceo de la noche!

Derrúmbate sobre mí, como una sonora carcajada,

¡Oh tú, mujer insólita de muslos cremosos!

Ven a comer conmigo, apenas estas migas,

sobre una cama coronada de santas esquirlas

¡Bravo!


¡Bravo! ¡Bravísimo!

Hemos llegado hasta el fin…

Llenos de ricas cicatrices y ahítos de dulce pan…

No pases de nuevo tu tarjeta de crédito…

De nada sirve… hemos llegado ya al cielo…

Deja que esa shining star nos guíe…

Black holiness


Mi mirada lacera el peligro

Lo conjura, el ojo se sabe puñal y antena

Tu alma se empinaba al cielo con potencia bruja

Una mano mueve los hilos, quien suda es la marioneta

Larguísima es esta dulce carretera

La noche se ha posado como una cruel araña sobre ella

La miopía de los conductores, el lábil amparo de la frágil Luna

La duda es como un espectro de tiniebla espesa

Negra es tu santidad

Como licor de alcachofa o una seda lenta

Como el hollín de la ciudad harpía

O la profundidad sin retorno de una mirada ciega

Vía Láctea


Hay una gran rueda,

Que gira desde lo más pequeño y frágil de mis pies

Es un sol eterno, technicolor

Es mi corazón, fausto e inmenso

Desde mi vientre emerge la luz

Y se proyecta hacia el cenit

Mi mente gira en torno a Dios

Mis ojos brillan, preñados de cálidas visiones

Ampliamente, desprendidamente

Ningún ordenador superará jamás

La dosis total de inteligencia

Que hay en el tacto de dos manos

No hay dinero, sólo luz

Escondido, bajo las piedras, en el reverso

Un secreto milenario, de amor y de darse y de piel

Todo un auténtico imperio, sencillo como el pan

Déjame mirar las estrellas, ¡Oh Dios!

Déjame que imagine, por un instante,

Que logré cruzar al otro lado del universo intacto

Déjame mecer mis cabellos en el dulce tintinear de las estrellas

El universo intacto, como un compacto disco de acetato,

O la crin azabache de una yegua astral.

Como un mordisco tibio, de dientes de niño

El simple tacto de una seda erizada por la estática