Mi mirada lacera el peligro
Lo conjura, el ojo se sabe puñal y antena
Tu alma se empinaba al cielo con potencia bruja
Una mano mueve los hilos, quien suda es la marioneta
Larguísima es esta dulce carretera
La noche se ha posado como una cruel araña sobre ella
La miopía de los conductores, el lábil amparo de la frágil Luna
La duda es como un espectro de tiniebla espesa
Negra es tu santidad
Como licor de alcachofa o una seda lenta
Como el hollín de la ciudad harpía
O la profundidad sin retorno de una mirada ciega
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