"La poesía es el vino de los demonios". (San Agustín)

jueves, 2 de diciembre de 2010

Perfume


Vigila mi vigilia, ángel negro de la medianoche,

Mi pulso es firme como un tierno tallo de clavel.

El perfume que tocaba tu cuello, minuciosamente marcado,

Era daga y era hiel, que resguardaba mis territorios.

Te rajé las entrañas con mi navaja ciega,

Solamente así podía amarte, solamente así sabía.

Mi locura, tu locura, los crudos azotes del deseo,

¿Quién como yo pondrá delirio eterno en tus mejillas?

La rosa de mi amor, faltaba más, también tenía espinas…

De sangre mustia era el furor de quien te poseía.

Te hiciste aún más bella, la más bella de la Tierra,

Pero la belleza, amor, unas veces pare y otras devora poesía.

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