Es cierto, que todo aquello era mentira, sí
Armabas un archivo negro de mis cuentos…
Se te rompió el corazón, y al poco tiempo
Quemaste -con horror- tu inmensa Alejandría de silencio…
Trabajo, dolor, y más trabajo…
Calambres en los pies, retazos de tu miedo,
Carne y deseo feroz, anhelos y desvelos,
La ruta densa y silenciosa, tu destierro…
Maldad intravenosa, y oscuros enfermeros,
Aquella enfermedad picada de misterio…
La culpa ha sido mía, pensé que tu consuelo,
Era pasar las horas soñando sueños muertos…
Pesado e infeliz, tan duro como el hierro,
Preñado de odio vil, tan dulce y traicionero…
Aquella cicatriz, se borra con el tiempo
Tus labios de carmín, liquidan sentimientos…
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